Yo: Señora, disculpe, no ha visto a una persona…eeeh, no recuerdo su nombre, pero sé que es hermoso…

Vida: No, pero con tal malos datos no te puedo ayudar.

Yo: Mire, llegó a visitarme, nunca antes lo había visto, estuvimos juntos unos días después de habernos conocido muy poco, fue genial, lo más hermoso que me ha pasado, pero hace días no lo he vuelto a ver ¡Por favor! ¡Ayúdeme!

Vida: Tranquilo, ya sé lo que te pasa. Es el amor, y muchas veces se comporta de esta manera, todo depende en la persona en la que llegó materializado, es dinámico.

Yo: ¿Y entonces?

Vida: Te insisto, tranquilidad. Volverá, y quizás sea mejor que antes, o incluso puede llegar a ser peor, después del adiós obviamente, porque como tú dices, cuando estás con él, es lo mejor de mí.

Yo: ¿Esperar?

Vida: Sí, quizás vuelva tal cual lo conociste, o quizás en algo muy distinto, el tiempo te dará la respuesta. Estás así porque fue la primera vez que lo concociste. Siempre hay nuevos amaneceres.

Yo: Y mientras ¿Qué hago con Dioniso?

Vida: Con él no puedes hacer nada, el sólo existe tal cual es. Lo que decida tu Apolo ayudará bastante en tu tranquilidad, luchar con él, realizar un pacto, o simplemente rendirse. Pero tenlo por seguro, Apolo nunca le vencerá…

Yo: Entiendo…

Vida: ¿Más tranquilo?

Yo: Sí, un poco, pero como me dijo, Dioniso sólo existe tal cual es, y él quiere que ese nuevo amanecer sea igual al que conocimos. Gracias.


Apolo y Dioniso se pelean. El primero no te quiere recordar más, un tanto orgulloso, un tanto racional; en cambio el segundo, te quiere con él, fuiste la primera en alimentarlo constantemente; lo despertaste, no se puede dormir, no se quiere dormir. ¿Quién saldrá vencedor? Sólo una cosa es clara: si Dioniso no se vuelve a alimentar, quedará débil, por tanto, perderá. Pero sabemos que no quieres. Es el tiempo sin ti, el que terminará quemando al pobre de Dioniso.

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