Tu guitarra fue tu arma revolucionaria, el canto las balas. En mente una sociedad mejor tenías, por ello luchaste. Tu permanencia fue el cambio, tu característica progresista. Te negaron el derecho a vivir, con ello, le negaron el derecho a vivir en paz a los tuyos. Te fuiste, más bien te echaron, mas no a tu canto de lucha, que aún suenan en las poblaciones que tanto conociste.


Gracias a ti y a tu himno, aún hay esperanzas de un mundo mejor para mucho de nuestros luchines.

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