Imaginemos un sistema solar donde solamente existe el Sol, la Tierra y la Luna. Pues como sabemos, desde nuestras básicas clases sobre el universo, la Tierra gira alrededor del Sol, y la Luna, por su parte, hace lo mismo pero en torno a la Tierra.


Ahora, con mucha imaginación, hablemos de relaciones. Existen algunos Soles que necesitan ego. Es así como a un determinado Sol que le falta, requiere y necesita atención, posee una patética Tierra que gravita en su entorno, una Tierra que hace del Sol el centro de su existencia, alimentándole de todo el ego que el Sol requiere. Pues hablé de patética Tierra, en cuanto aquella gravitación se lleva a cabo en la más triste indiferencia del Sol, pero ella sigue girando, contentándose con migajas de interés.


Es en este contexto donde la Tierra necesita de afecto, necesita de alguien que gravite a su alrededor, necesita que lo llenen del ego, pues está seca con todo lo dado al Sol, y no encuentra mejor solución que hacer lo mismo que hacen con ella, buscando a alguien que gire en su entorno, a alguien que la convierta en centro de existencia. Pero, al igual como lo hace el Sol, sólo devolverá una triste migaja de apego.


No te conviertas en una Luna gravitando en torno de alguien que gravita alrededor de otra persona. Eres hermosa, mereces una relación de gravitación mutua. No alimentes a ególatras que no merecen tu tiempo, tu atención ni mucho menos tu cariño.


Si se encuentra en la situación de la Luna, rompa su órbita y busque una de recorrido recíproco, siendo centro y movimiento, en un ir y venir de hermosos roles improvisados.



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