Se vende sillón, individual. ¿El precio? Lo que sea su voluntad, no me interesa el dinero, es más bien algo simbólico, ya que como éste representa valor, necesito que le den valor a mi sillón. Acéptelo, imagine cuantas cosas puede hacer en un sillón; si bien es individual, en él hay espacio perfectamente para dos, y así mismo lo comprobé. Sólo necesita oscuridad y preguntar (sabiendo a quién, por lo menos así me muevo yo): “¿te quieres sentar?” Y ella (o alguien) se sentará. Así, lo que fue tu sillón, será de ambos, lo compartirán. Será el lugar físico, y después no tanto, en donde vivirán su plenitud, o eso creerás en el momento… no todo dura para siempre; de repente se puede levantar y verás como se aleja, y en aquel momento entenderás que dicho sillón no le entregó la plenitud que ella necesitaba. Y te quedarás ahí, sentado, solo, en un sillón que se acostumbró a ser ocupado por dos; es exactamente eso lo que cuesta superar, ella dejó marcado su cuerpo, su alma, su personalidad, de cierta forma lo moldeó creando un nuevo sillón. Dejará de ser un sillón individual, descubrirás espacios que estarán vacíos y necesitarán ser llenados; y te desesperarás porque entre la oscuridad ella desapareció, ya no la verás más; lo más probable, y sabiendo que no fuiste capaz de generar esa felicidad mutua, no volverá, o quizás sí. No pierdas las esperanzas, vendrá alguien que acepte sentarte junto a ti, y así moldearlo nuevamente; pero nunca olvides la forma que dejó la anterior, es un sillón diferente al que se formará ahora, como también es diferente al primero, a ese autista e individual sillón; guárdalo en un lugar especial, puede ser la memoria, qué sé yo, ahí verá usted ¿Sabe? Ya no se lo quiero vender. Corazón, guarde para siempre mi sillón…
