Agresión a la Ministra de Educación
Señor director.
La violenta reacción de la estudiante Música para con la Ministra de Educación, Mónica Jiménez, sirvió de causa para un intenso debate en torno a la justificación del acto. La Ministra Jiménez tiene razón al decir que en democracia tales demostraciones de violencia no se pueden dar. No obstante, creo que a la Ministra le falta algo de autocrítica, y denota, a la vez, incoherencia en su discurso.
La esencia de la democracia, que con tanta fuerza defiende la Ministra, radica en la soberanía del pueblo. Pues bien, la democracia chilena no es directa, sino representativa (el poder de decisión radica en los representantes que el pueblo elige). No por ello, el no tomar en cuenta la opinión de todo un sector que se ha movilizado con tanta fuerza desde ya hace varios años, y que vio en el año 2006 un movimiento estudiantil sin parangón en la Historia de Chile (la mal llamada "revolución pingüina"), y que este año parecía haber revivido, se vuelve un acto democrático. ¿Qué nivel de democracia tiene Chile? Nos parece que la clase política se acuerda de la opinión del pueblo sólo en periodos electorales, pues ejerciendo el poder, aquella opinión es irrelevante para el ejercicio de sus intereses. Lo anterior fue absoluto en dictadura, y ha permanecido, no con tanta radicalidad, en los gobiernos de la Concertación, y es exactamente lo que hace la Ministra de Educación al insistir con una LGE que ha sido criticada por los diferentes actores de la educación en las manifestaciones ya mencionadas.
El debate, como consecuencia de la agresión en contra de la Ministra, vas más allá de justificaciones o crucifixiones, e incluso, va más allá del tema de la educación, del cual no hay que retirar nunca la mirada crítica. El debate se trata de democracia, pues es absolutamente interesante ver cómo, los que en un tiempo pasado lucharon en contra de la dictadura prometiendo alegría y democracia al electorado, hoy son los responsables de estancarnos en una eterna transición cívico-militar.
Mauricio Rivera Arce.
