Una vez me contaste el miedo que sentías de dar aquel paso. Pues es así como muchas veces no hacemos cosas que con todas nuestras fuerzas queremos realizar, dado que reiteradamente esas fuerzas son insuficientes de vencer a nuestros temores. El ejemplo que me diste, fue el más típico quizás de los casos para explicar esta reflexión, el decir: “sabes, me gustas”. Es así como a veces las ganas de pronunciar, a la vista, unas simple palabras pero que en la práctica, y por lo temores, se hace tan difícil que salgan de nuestras bocas, se vuelven nulas por el miedo a una no reciprocidad.
Hay que tener en cuenta, amigo mio, que las razones para no pronunciar un “te quiero” pueden ser muchas, sólo nos limitamos, en nuestro diálogo en base a tú experiencia, a las razones de “fuerza” mayor, a las que no controlamos, a las que de alguna manera están encerradas por nuestros temores hacia el rechazo. Hago esta aclaración, pues como dije, creo que existen diversas razones para no querer ir más allá, en las que nuestros pensamientos limitan el actuar; quizás una situación bastante común, es el orgullo: por simple orgullo no dejamos que tal hermosa oración, con el verbo más precioso que el ser humano pueda practicar, salga de nuestro corazón; sí, aunque no lo creas, hay gente que se limita a no decirlo por puro orgullo. En fin, el tiempo les demostrará lo equivocado que estaban, y con este proceso vendrá el arrepentimiento, que ya existe, pero también lo reprimen. Como se dice, nunca es tarde para nada.
Volviendo al tema, muy pocos consejos te puedo dar, pues para evitar que el miedo a mis temores me gane, me limito a que me gusten personas que después de un proceso de percibir actitudes suyas, me doy cuenta y me aseguro que yo les gusto. Es así como siempre que doy los pasos los doy seguro, sabiendo que inevitablemente la respuesta será recíproca. Puedes pensar entonces, que cuando quiero a alguien, es porque esa persona también me quiere.
Lo siento, consejos de mi experiencia para afrontar tus miedos no te podré dar. Pero veamos, quizás en mi limitada existencia pueda encontrar alguno que otro momento…
Ten en cuanta, y no quiero que esto se agregue a tus temores, que siempre –pues poseemos una notable inmadurez– cuando queremos realizar un cambio en algún lazo determinado, será la respuesta que recibamos la principal directriz del cómo seguirá dicho lazo. Sabemos que cuando decimos un “te quiero” por primera vez a una persona, en modo de declaración, y su respuesta es negativa para nosotros, un cambio en la relación habrá, pues negativa, dado que no te verá como antes, sino con la influencia de dicha declaración; no obstante, si la respuesta es positiva, todos sabemos donde está el futuro del lazo.
Tienes que estar seguro lo que quieres con el o con ella, y en base a eso actuar. No actúes como amigo si es que quieres ser su pareja, pues el “shock” después de que das el paso, para ella o para él puede ser muy grande. No quiere decir que te irá mal, sólo que será un tanto más difícil. Si quieres algo más, “jotea” de entrada, volviendo dinámica su intensidad. Partiendo por generar confianza, pasando a una complicidad.
Trata de vencer ese miedo a tus temores de un rechazo, da el paso. Si la respuesta es negativa, sigue adelante, mujeres o hombres hay muchas(os). Sé que será penoso que la relación cambie, y se torne un tanto viciada por supuestos rencores. Pero en fin, que más da, nunca es tarde para la reconciliación, y el tiempo les dará otra oportunidad de ser amigos.
0 Comments:
Entrada más reciente Entrada antigua Inicio