¿Cuánto durará esta ira de Cupido? Pues mi hermosa Dafne, que ya no eres mía y nunca lo fuiste, tu alejamiento no se debe a nuestras libres circunstancias, sino más bien a la ira de Cupido ¿sabías aquello? Pues yo te lo cuento, mas mediante esta carta, debido a que la salvaje cólera del hijo de Venus provoca tu distancia.
Soberbia mía es la culpable, lo sé, por mirar alejado de la humildad el arco encargado del amor, el arco de aquel dios. Dos destinos éste nos entregó bella Dafne, opuestos entre sí; el tuyo huir será, mas el mio buscarte es. Son las consecuencias de sus flechas, que comúnmente unen; nuestros orgullos las obraron distintas, y distinto también son sus efectos en nosotros.
¡Oh Dafne
Sabemos hermosa mía, que tú no eres Dafne y yo tampoco Febo, pero en honor a ellos te seguiré persiguiendo. En ese sentido, en el del escape, eres igual a la bella Dafne.
Apolo, el Posmoderno.
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