El título del siguiente escrito sin lugar a dudas es extremo y erróneo, eso lo sé. No obstante invita a una reflexión; evoca ante todo a un lugar común, a un lugar doloroso, pero no a un lugar absoluto. Alain Corbin, historiador francés de las mentalidades, en el libro-entrevista “La más bella historia del amor”, con Dominique Simonnet como interlocutora, menciona algo que me pareció bastante llamativo y que invita al análisis, y que en cierto sentido ilustra el título de este escrito; pues lo cito: “el amor sólo se dice cuando hay falta, obstáculo, alejamiento, sufrimiento; el historiador encuentra pocas huellas de la felicidad”(1). ¿Por qué dejamos pocas huellas de felicidad cuando de amor se trata? Muchas veces se menciona que el amor es el sentimiento más hermoso que se puede llagar a sentir; en efecto, pero ¿por qué siempre lo manifestamos cuando hay angustia, o como lo dice Corbin, cuando hace falta, hay obstáculos, alejamientos y sufrimientos? Lo siguiente, será el intento de responder lo anterior pero desde un yo; espero funcione.

No hay nada mejor que querer y ser querido. Se trata de un sentimiento recíproco que se manifiesta en la práctica, y cuando aquello se da, se es feliz. Asimismo, no hay nada peor que querer y no ser querido. El sentimiento está, y en el fondo es el mismo: amor. Pero como vemos su contexto es diferente, y genera un posicionamiento emocional diferente. ¿Pero por qué, cuando ese sentimiento no es correspondido, de diferentes maneras, lo manifestamos en escritos, dejando huellas de dolor como menciona el historiador francés? Creo que se debe a la esencia del sentimiento en cuestión. El amor, parafraseando a Ortega y Gasset, es movimiento, es acción, es actividad. Se demuestra, se vive, se actúa. Estamos hablando de un amor recíproco, donde existe un dinamismo mutuo; ambos se buscan, ambos se abrazan, se besan y acarician; en definitiva, ambos juegan y actúan el amor. El amor recíproco es acción, así se manifiesta, así se da a conocer. Amor y pasividad son antónimos. Es así como se da el fenómeno que Corbin reconoce, esa insistente manifestación de pena cuando de amor se trata, pues ese sentimiento melancólico una de las formas que tiene de ser liberado es escribiéndolo. Escribir sobre amor cuando éste es recíproco, es, desde mi perspectiva, estar perdiendo el tiempo ¡el amor se vive!

Sin duda el mejor ejemplo es uno mismo ¿les ha pasado? ¿Qué necesidad existe de manifestar el amor recíproco cuando eso se realiza en la práctica? Pues por eso pasa lo contrario con el amor no correspondido, pues falta la práctica y reina la acción por su ausencia.
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1: Corbin, Alain, en "La más bella historia del amor", Simonnet, Dominique
(“interlocutora”). Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires 2004. p. 99.

2 Comments:

  1. Anónimo said...
    Buen escrito compadre, me gustó...

    y comprendo y comparto la visión del francés....

    gracias por el texto.
    Anónimo said...
    http://presionaplay.blogspot.com

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